lunes, 15 de enero de 2018

Progreso






Murió la taleguita del pan, aquel bolsito de muselina bordado a mano, que decía: “PAN”, como si hubiera que explicar que no era para cebollas, papas, vino o lechugas. 

Ahora, mejor una sencilla arqueta de metal, una caja de caudales callejera, sin contraseña, con explicación visual, casi de nuevas tecnologías. Su techito por si acaso y un letrero para leer a distancia, no vaya la panadera a colgarlo del pomo de la puerta. Murió el bolso del pan de mi infancia, pero que no nos falte el pan de cada día.


Y que no sea por falta de explicaciones.


Texto y foto, Virgi